sábado, 7 de abril de 2018


Generalmente, a principios de curso, le dedico un par de días a explicar a los alumnos cómo funciona, groso modo,  un Estado de Derecho. Se quedan alucinados, con la boca abierta y ojipláticos, cuando les digo que para ser diputado o presidente del gobierno no hace falta ningún título, ni que tengas estudios. La gente que decide por nosotros y legisla no tiene por qué tener estudios. Está claro que la mayoría los tiene, pero no es un requisito imprescindible. No se lo creen y piensan que les tomo el pelo. Les digo que algo así es coherente con la democracia, en la que cabemos todos, sin discriminación por falta de estudios.
El curso que viene tengo que añadir a mi explicación que no deben preocuparse, que ahora hay universidades que regalan títulos a los políticos.

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