lunes, 28 de agosto de 2017



Crecí viendo esta película.
La habré disfrutado unas doscientas veces (no exagero),  y las que quedan.
Pues cada vez que la veo (atención spoiler), siempre creo que el personaje de Steve Mcqueen logrará saltar la valla de la frontera con Suiza.
¿Por qué lo sigo creyendo ciegamente a pesar de haberla visto en tantísimas ocasiones?
Hay dos motivos.
Uno, obvio, es que se trata de una película extraordinaria.
El otro motivo es porque, ante una meta tan imposible como  es saltar esa alambrada, el teniente Virgil Hilts no pierde la esperanza. Aunque sea una locura, aunque tenga todos los elementos en contra, como los tiene, lo intentará.
Y entonces es cuando me doy cuenta de que yo soy el teniente Virgil HIlts; que él vive en mí y yo en él. Que yo no pierdo nunca la esperanza y que lo seguiré intentando hasta el último de mis días.
Nota aclaratoria: la alambrada simboliza, en mi caso, a las editoriales.

1 comentario:

  1. Me pasa lo mismo!...siempre pienso "esta vez sí", como si a fuerza de estrellarse contra la valla tantas veces como he visto la película, ya no pudiera quedar valla

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