lunes, 22 de mayo de 2017



¿Dejarías a tu hija/o de once años solo de madrugada en medio de la ciudad? ¿Verdad que no? ¿Entonces por qué le dejas a tu hija/o de once años un móvil con libre acceso a internet? Porque es exactamente lo mismo, aunque no lo veas, aunque no lo sientas, es lo mismo. Lo estás poniendo en un grave riesgo, aunque tú pienses que solo lo usa para jugar, aunque pienses que es una maquinita. Es más que eso. Es mucho más que eso.
 Es muy frustrante, porque entre la primera y la tercera pregunta parece que se haya levantado un muro, invisible pero infranqueable, que  te impide ver la gravedad de ambas cuestiones.
Por favor, no me digas que se lo has dado para sentirte más seguro, para tenerlo controlado, para que te llame o escriba cuando salga del colegio. Venga, no me lo dices en serio. ¿Sabes que así lo único que haces es crearle un montón de inseguridades, además, de una más que segura adicción? Te hago algunas preguntas ¿cómo hemos llegado hasta aquí los humanos sin un móvil? ¿Cómo fue posible que hayamos podido evolucionar, reproducirnos, vivir, aumentar nuestra esperanza de vida, ser felices, llorar, gritar, amar sin el móvil? ¿Cómo es posible que tú hayas podido llegar a la edad adulta sin un móvil? Tampoco me digas que eran otros tiempos. Eso no lo justifica. El móvil no es un juguete, tampoco un mecanismo de control. Es una herramienta muy útil, utilísima, si se usa desde la responsabilidad y la educación, lo mismo que internet.  Si va a ser inevitable y se lo vas a dar igualmente, por favor, edúcale para que lo use con responsabilidad.
Si quieres, busca información sobre la ballena azul. Si yo no te he convencido, puede que ella sí. Espero que a tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario