domingo, 14 de mayo de 2017



Culpar a internet de las estupideces que dicen y hacen algunos en la red es igual de inútil que culpar a los videojuegos de la violencia de algunos adolescentes. Desde luego, las redes sociales se están convirtiendo en una especie de tribunal de la Inquisición, o en un instrumento que ya hubiera querido Joseph McCarthy para su “caza de brujas” de los años cincuenta. Dentro de esta tendencia, me sorprenden, por la estupidez de quienes lo ponen en práctica, dos cosas: opinar sin saber, opinar por amiguismo sin tener en cuenta, por ignorancia consciente, del daño que se puede estar haciendo. Pero la otra cosa es la que se lleva la palma, la que está en el top ten de la estupidez humana en las redes, que es confundir opinar con acusar. Y mira que hay que tener mucho serrín en el cerebro para confundirlos. Pues los confunden.

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