domingo, 22 de enero de 2017



La primera película que me hizo llorar de miedo, que me hizo salir corriendo de la sala, renegar del cine y chillarle a mi hermano por haberme entrado a ver esa película fue “Almas de metal”. Yo debía de tener unos cuatro o cinco años. Desde entonces le tengo mucho respeto a su actor, Yul Brynner. De hecho, aun después de venerarle cuando le vi en los siete magníficos y otras películas maravillosas, creo que hoy sería incapaz de verla. La infancia es como la memoria de un elefante.

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