domingo, 11 de diciembre de 2016

LA TERAPIA (relato)



La Terapia (relato)
Alberto era un reputado psicólogo. Sus dos amores, su esposa y su trabajo, empezaban a descompensarse a favor del segundo, aunque él, curiosamente, no fuera capaz de percibirlo. Sesiones interminables de consulta, congresos, conferencias, entrevistas…
Un día (todo empieza un día) apareció en su consulta una nueva paciente. Dijo llamarse Sonia. Mujer madura, tan exuberante como atractiva. Confesó sentirse cohibida ante lo que deseaba contarle, pero el caso es que había empezado a sentirse culpable por la vida de sexo ininterrumpido que había tenido desde los dieciocho años con infinidad de parejas. Alberto le comentó que no debía preocuparse pues su angustia no era más que los restos de la moral católica que aún persiste en nuestra sociedad moderna. Lejos de sentirse aliviada, Sonia comenzó a relatarle la mayoría de sus encuentros sexuales, incluidos los más recientes, manifestando su preocupación, por primera vez en su vida, por lo que pensaran de ella. Alberto le dijo que eso no era más que un lastre de la sociedad machista en la que todavía vivimos y que no debía, bajo ningún concepto dejarse afectar por lo que opinaran los demás de ella. Aún continuó Sonia relatando su experiencia sexual durante un buen rato hasta que confesó sentirse bastante aliviada, como si se hubiera quitado un peso de encima. Alberto le dijo que era normal, que a veces solo necesitamos que nos escuchen. Sonia le sonrió y se marchó agradecida.
Esa noche, en los prolegómenos del amanecer, sonó el móvil de la esposa de Alberto. Ambos dormían con una marcada sonrisa de satisfacción. La esposa de Alberto comprobó que el sonido no había despertado a su marido, cogió el móvil y salió del dormitorio. En la seguridad de la cocina miró la pantalla del teléfono; era un mensaje de Sonia.
Sonia: ¿dio resultado?
Esposa de Alberto: y tanto que dio resultado. Nunca había visto a Alberto tan desatado. Hemos hecho el amor durante horas. Ya casi ni me acordaba de cómo era.
Sonia: me alegro mucho.
Esposa de Alberto: y yo más, ja ja. De verdad, Sonia, muchísimas gracias. Tu idea ha sido genial.
Sonia: de nada, y a seguir disfrutando.

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