jueves, 25 de agosto de 2016

LO IMPORTANTE ES EL FINAL (relato)



Después del accidente, Lucía había quedado en coma. Con tan solo doce años, los médicos la desahuciaron. Dependía de sus padres su desconexión. Se negaron, por supuesto, agarrándose a cualquier esperanza, incluso a la divina. Los días dieron paso a las semanas y estas a los meses. Cada noche, uno de los dos permanecía en vela en la habitación leyendo en voz alta. Lucía era una lectora empedernida, de esas que necesita imperiosamente la sociedad para que corrija su rumbo. Le leyeron sus libros preferidos y cuando estos se terminaron, los que no releía con tanta frecuencia.
Un día, después de más de un año sin ningún tipo de cambio, el padre se percató de que ya solo quedaba un libro por leerle de su inmensa biblioteca. No recordaba habérselo visto leer nunca. Llevaba por título “Lo importante es el final”. Empezó a leerlo en la penumbra de la habitación del hospital. El misterio y las sorpresas se combinaban con ágiles giros argumentales, pero, a pesar de tan sanos ingredientes para la lectura, su padre se derrumbó. No podía más. Comenzó a llorar comprendiendo que su hija jamás despertaría. Cerró el libro a pocas páginas de terminar y volvió a casa para discutirlo con su mujer.
Por la mañana el teléfono rompió el duro silencio de su hogar. Llamaban del hospital; Lucía había despertado. Incrédulos y rebosantes de alegría llegaron a su habitación para verla tal y como la habían visto todo este tiempo. El doctor, que contemplaba a Lucía como si de un objeto inalcanzable para la ciencia se tratara, les hizo entrar.
                -Pero doctor, ¿no nos dijo que había despertado?- preguntó el padre al borde de la indignación.
                El doctor sonrió con dulzura.
                -Y así ha sido. Ahora tan solo duerme; es normal debido a su estado de debilidad.
                -Pero, ¿cómo es posible?- preguntó la madre entre lágrimas- Nos dijeron que nunca…
                El médico nada dijo. Se limitó a coger el libro que había sobre la mesilla de noche.
                -¿Este libro es suyo?
                -Sí- contestó el padre sin comprender-. Se lo estaba leyendo anoche.
                -Pues su hija se ha despertado por el libro. Me ha dicho que quería saber el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario