viernes, 15 de julio de 2016

EL RETO (relato)



Alfonso era un buen chaval, educado, estudioso, alegre. No obstante, un aciago día cometió un error: se enamoró de la chica equivocada, aunque no había ser humano capaz de hacérselo ver. El amor es así. Otro día, más aciago aun, lejos de corregir su error, lo aumentó: se declaró. La chica, sin malacia, más bien con la intención de constatar un hecho ineludible le dijo “Me enamoraré de ti el día en que seas tan alto como yo”. En efecto, Alfonso, a sus trece años, lucía un cuerpo enclenque de un niño de once. Su enamorada, en cambio, y a pesar de contar con la misma edad, podía hacer alarde del cuerpo de una adolescente de diecisiete. Veinte centímetros de diferencia en altura hacían el resto.
Alfonso sintió que sobre sus hombros caía una condena injusta, en especial porque sus padres no eran mucho más altos que él. Nunca lo conseguiría. Un día en el que, como de costumbre, regresaba cabizbajo del instituto, una pelota llegó a sus pies. Levantó la cabeza y vio al que era su dueño pidiéndole con la mano y una sonrisa que le alcanzara el balón. Alfonso creyó estar tocando el cielo. La solución delante de sus narices. Sonrió pensando en el reto de su amada y cogió la pelota. Antes de lanzársela a su dueño le preguntó si podía jugar con él. “Claro, echemos unas canastas juntos”

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